Tita llega a la gran ciudad con una maleta cargada de sueños. Y de caprichos. Decide vivir sola en una gran casa, pero pronto se cansará de realizar todas las tareas de limpieza y mantenimiento. La voz de un gato cantor consigue relajarla de tanto estrés y decide buscarlo para compartir casa y que pueda proporcionarle la tranquilidad que tanto necesita al volver a casa tras un duro día de trabajo. Otros animales intentarán quedarse a vivir con esta ratita tan simpática, pero ella está empeñada en que su compañero de casa sea el misterioso felino. Al fin el gato aparece y podemos comprobar que no es oro todo lo que reluce.