“En Sevilla y en mitad del camino que se dirige al convento de San Jerónimo desde la puerta de la Macarena hay, entre otros ventorrillos célebres, uno que, por el lugar en el que está colocado… puede decirse que era, si ya no lo es, el más característico de todos los ventorrillos andaluces”. Así comienza una de las leyendas becquerianas que evoca un tiempo de cambios en Sevilla que van a alterar profundamente la vida de unos sencillos seres que viven en las afueras de la ciudad.