Los actores Antonia Gavilán, Myriam Osuna y Eugenio Fernández, nos ofrecen una puesta en escena de La venta de los gatos de Gustavo Adolfo Bécquer, mediante la técnica del títere plano.
En Sevilla, y en mitad del camino que se dirige al convento de San Jerónimo desde la puerta de la Macarena, hay, entre otros ventorrillos célebres, uno que, por el lugar en que está colocado y las circunstancias especiales que en él concurren, puede decirse que era, si ya no lo es, el más característico de todos los ventorrillos andaluces.
Así comienza una de las leyendas del autor, que evoca un tiempo de cambios importantes en Sevilla que va a alterar profundamente la vida de unos sencillos seres que viven a las afueras de la gran ciudad. Se incorpora como un personaje más el propio Bécquer.