¡No! ¡No se abre el telón al empezar!
Antes, hay que “construir” el escenario. Y llenarlo de cojines. Y colocar al bailarín. E iluminarlo todo.
Y entonces y sólo entonces, el escenario cobra vida, suspendido.
Para jugar a la “gallinita ciega”. O para entrecruzar gomas y participar en un antiguo videojuego. Para saltar sobre el sofá, o descubrir cisnes buscando su lago. Para seguir a perros bailarines que escuchan gatos o llenarse la cabeza de aire. Para provocar fuegos artificiales o danzar todos juntos.
Play es una fiesta sin respiro que contagia alegría, alienta la sonrisa y comparte diversión.
Y el telón, esta vez, tampoco baja.
Porque la fiesta continúa después.