Los cuentos clásicos, con los que nos hemos criado todos, nos han ayudado a vivir situaciones con las que adquirir una experiencia, sin tener que sufrirla expresamente. Cuentos, que en estos últimos años, se han edulcorado tanto que han perdido toda la fuerza y el sentido original. Historias, con las que los más pequeños, descubrían cómo enfrentarse a situaciones concretas. Caperucita Roja es uno de los cuentos más representados y conocidos, en él se muestra a los niños y niñas la importancia de seguir siempre los consejos que nos brinda nuestra familia y el peligro de confiar en desconocidos. La adaptación que presentamos está ideada para verla en familia y si bien, los más pequeños se cuidarán de hablar con extraños también valoramos la aptitud de los mayores, que anteponen su trabajo a la responsabilidad de atender, educar y acompañar a los menores. Porque Caperucita no es una niña desobediente, es simplemente eso, una niña, tan ignorante e ingenua como su propia edad, que no tiene la experiencia suficiente para intuir las intenciones de “lobos” ni de peligros. La propuesta estética nos traslada a finales del siglo XIX y principios del XX. Un titiritero recorre Europa rumbo al sur con sus baúles, sus títeres y las historias que se va encontrando en el camino. “Caperucita Roja” es una de las representaciones más aplaudidas de su repertorio y hoy toca representarla en esta ciudad.