Un mundo de arena y miniaturas, una hogaza de pan, un cielo de bambú y una serie de pequeñas construcciones de madera hechas con ramas y palos. Con este escenario se recibe a un público exigente (el más exigente, sin duda): el infantil. Todo preparado para descubrir juntos las primeras emociones: miedo, deseo, soledad, alegría, enfado, asombro...Todo el abanico de posibilidades es explorado sin articular palabra, tan solo escuchando, viendo y tocando, es decir, como se aprenden las mejores cosas.
Una criatura que sale del suelo será nuestro guía a través del arcoiris que ofrecen las emociones. Una mezcla del arcoiris que ofrecen las emociones. Una mezcla de sensibilidad y absoluta libertad creativa de la compañía belga para acompañarnos en el viaje al centro de las emociones.