En la antigua ciudad de Londres, cierto día de otoño del segundo cuarto del siglo XVI, nació un niño en una familia pobre, muy pobre, apellidada Canty. Aquel mismo día nació otro niño inglés en una rica familia apellidada Tudor ¡Era la familia Real!
Aquellos dos niños eran semejantes en aspecto como dos gotas de agua. El azar quiso que un día sus vidas vinieran a juntarse. Y a cruzarse Tom cambiaría sus harapos por mantos reales, y Eduardo bajaría a las oscuridades de Offal Court, o patio de las piltrafas.