El Rey, solo y desesperado por la situación en su reino, se prepara para abandonar el país. Entonces, una vocecita le pide que recuerde la noche más aventurera de su niñez, una noche llena de emociones donde el rey-niño se encontró con cosas desconocidas para él: la pobreza, la generosidad, la amistad, el peligro… Reviviendo este encuentro con el Ratoncito Pérez, recuerda la promesa que le hizo entonces: "Cuando sea rey voy a hacer leyes que protejan a los ratones de los gatos". Porque puedes cambiar el mundo si eres un Rey, pero también si no lo eres.