A la Sombrita.
¿Quién no soñó alguna vez con darle un mordisco a la luna? Este fue precisamente el deseo de los animales de este cuento. Tan solo querían probar un trocito pero, por más que se estiraban, no eran capaces de tocarla. Esta es una historia de deseos que parecen ¿a primera vista- inalcanzables, como la luna, pero que consiguen hacerse realidad gracias a la colaboración. Una ayuda mutua de la que son partícipes los más variados animales. A medio camino entre la fábula y la leyenda, este relato le ofrece una poética moraleja que habla de generosidad, solidaridad y sueños compartidos.