Zootropus Cirkus no es ni pretende ser un espectáculo de circo al uso: no hay acróbatas, domadores, payasos, funambulistas, ni músicos… Un momento: músicos no hay, pero sí hay músico. Y también viejos sombreros, carteles, maletas, sillas, paraguas… objetos y recuerdos de aquel maravilloso, extraordinario e irrepetible Zootropus Cirkus. Y tenemos a su peculiar maestro de ceremonias, que tan sólo necesita de unas cuantas pinceladas musicales de nuestro único músico para que se disponga a rememorar sus vivencias junto a los extraordinarios personajes circenses que conoció. Y también para que haga que esos viejos objetos que con tanto cariño conserva -sombreros, baúles, maletas, sillas, paraguas…- cobren vida de nuevo y se transformen en lo que otrora fueron: sillas rebeldes, paraguas mágicos… o fieros leones traídos del mismísimo Parque Nacional del Serengueti.