Este clásico de la zarzuela, ambientado en su mayoría en el muy castizo paseo de Recoletos, y plagado de continuos gags y giros que hacen que el espectador no pare de reír en toda la función, nos muestra desde la más alta a la más baja, todas las clases y personajes (barquilleros, aguadoras, niños de papá, manolos, chulapos y chulapas) del Madrid más sainetesco.