CIA MANEL ROSÉS
Ákri es un solo de circo de un acróbata, una escalera y una puerta que explora el concepto de “umbral” para reflexionar sobre los momentos de cambio y transformación personales.
La escalera es el núcleo sobre el que gravita la pieza, tanto a nivel físico como a nivel dramatúrgico y temático. Pues esta escalera de 22 peldaños no es solamente escenografía y aparato de circo a la vez, sino que además, es doblemente simbólica. Por un lado, simboliza el tránsito, ya que una escalera es siempre una zona de paso entre dos espacios y por otro lado simboliza un oficio y un modo de vida en tanto que es aparato acrobático. La relación que los circenses, como en tantos otros oficios, establecemos con el objeto con el que trabajamos, va más allá del mero aparato de circo y de alguna forma pasa a formar parte de nuestra identidad. Una identidad, la del acróbata que con el transcurso de los años está obligada a transformarse transitando a sitios desconocidos. Pero ¿qué pasa en este linde? ¿Cómo vivimos el tiempo que pasa entre dos momentos? ¿Cómo habitamos estos no lugares que, como una escalera, no están pensados para ser habitados?