“Allende”, sexto montaje de Teatro Laboratorio representa un homenaje uno de los políticos más carismáticos del siglo XX. Jessica Walker, desde un enfoque experimental y no realista, toma como metáfora central la música, para hablar del conflicto entre la libertad y la dictadura. La escenografía está presidida por doce grandes lámparas que remiten a las salas de tortura. Walker busca aquí explorar el lado humano de revolucionarios y torturadores, de soldados y madres que buscan a sus desaparecidos, así como de personajes que rodearon a Salvador Allende: su familia próxima, sus amantes, coetáneos como Victor Jara o Pablo Neruda o antagonistas como Augusto Pinochet que encabezó el golpe fascista. Jessica En este trata esta vez un tema que vivió en primera persona durante su infancia y adolescencia en Santiago de Chile. “Allende” significa el eco de una época, la evocación de la memoria y, sobre todo, un canto por la paz y contra la opresión.