Esta historia narra cómo a lo largo de los tiempos, las mujeres, ya sean sanadoras, curanderas, cuidadoras, observadoras, estudiosas de la naturaleza y un largo etcétera, han sido denostadas, injuriadas, difamadas, castigadas y llamadas brujas, tildadas de hechiceras, fraudulentas, feas, malvadas y adoradoras del diablo por el simple hecho de ser diferentes.
Hoy día sigue la historia. Por ello la injusticia, ya sea institucional o personal, es capaz de convertir un acto de bondad en un relato de maldad. Y así, las BRUJAS son empujadas a sufrir las represalias y castigos aplicados sin compasión. Aunque si la gente supiera en realidad los misterios que encierran los cuerpos y mentes de las mujeres, entonces sí que estaría justificado llamarlas BRUJAS, pero brujas encantadoras.