Tras el éxito de La maldición de los hombres Malboro, la coreógrafa y bailarina Isabel Vázquez afronta una nueva producción para siete intérpretes con la que sigue consolidando una impecable trayectoria.
A Isabel Vázquez le gusta contar historias, por eso, detrás de sus trabajos hay siempre una dramaturgia que suele explorar en reflexiones e inquietudes sobre nuestra sociedad desde su propia convicción de que desde la danza también puede adoptarse un compromiso social y cívico. De ahí que necesite palabras en las que apoyar el movimiento, para que la comunicación con el espectador sea muy directa y le interpele. Para esta inolvidable propuesta, se ha valido de los textos de autores en estado de gracia, como Javier Berger, David Montero y Silvia Nanclares. El humor surrealista de Javier; la adicez y la poesía de los textos de David y la inteligente visión de Silvia, en relación con la vida misma, consiguen configurar una dramaturgia muy potente en la que nada es gratuito.
La idea creativa de Archipiélago de los desastres comenzó - según explica Isabel Vázquez - con una reflexión sobre el poder de la vulnerabilidad. Un intérprete, para ser creíble, auténtico y original, debe ser ante todo vulnerable. Y con esa vulnerabilidad como herramienta se puede llegar a lugares a los que jamás llegaríamos desde la seguridad. ¿Por qué un tesoro como este no lo usamos en nuestra vida diaria?, se pregunta la autora.
Este montaje, que despierta aplausos entre jóvenes y adultos, es una bellísima reflexión sobre el sentido del éxito en un mundo como el nuestro, en el que no parecen ser bienvenidos los errores y en el que, tan a menudo, nos sentimos unos perdedores. O losers, para que, al menos, suene más sofisticado.