El actor Alberto San Juan en este monólogo se confiesa capitalista y cliente de un banco que especula con alimentos, pero cuando se reúne con sus amigos todos están de acuerdo en lo mal que funciona el mundo y las injusticias de nuestra sociedad. Pero nadie hace nada para cambiarlo, cada uno sigue a lo suyo y sigue acumulando riqueza, eso sí, con su trabajo y esfuerzo.
Un espectáculo en el que la ironía se mezcla con una realidad que demuestra lo inestable de algunos razonamientos y lo fácil que es hablar de todo sin implicarse.