El malagueño Pepón Nieto y María Adánez protagonizan este canto a la supervivencia. José Carlos Plaza dirige esta obra teatral del dramaturgo José Sanchís Sinisterra.
Tres décadas y media después de su estreno en 1987, esta modesta «elegía de una guerra civil» parece empeñada en levantar su enjuto tinglado escénico más allá del tiempo y del espacio. También del espacio, sí, ya que, a pesar de las coordenadas locales de su trama (España, Aragón, Belchite…), Carmela y Paulino no han cesado de echar raíces en países y ciudades tan distantes y distintas como Londres, Francia, Turquía, Chile, Berlín, San Petersburgo, Grecia, Cuba, Sarajevo, Argentina, Estocolmo, México, Australia…, y un largo etcétera. Por no hablar de los numerosos montajes que siguen proliferando por la geografía española.
Tal diversidad de horizontes e idiomas acabaron por revelar al autor que el tema de su humilde tragicomedia no es tanto – o no solo – la Guerra Civil, cuyo 50 aniversario pretendía evocar, en medio de una vertiginosa Transición, quizás tentada en exceso por el deseo de olvidar. Más bien fue descubriendo que ¡Ay Carmela! trataba del deber de los vivos para con «los muertos que no quieren borrarse». O, dicho de otro modo, que entre las risas y las lágrimas que la precaria compañía ambulante suscita (Carmela y Paulino, Variedades a lo Fino) se va imponiendo el recurso inexcusable a la memoria de los vencidos… quizás para evitar lo que se podría llamar la «segunda muerte de los muertos».