El montaje, estrenado en Russafa Escénica de Valencia, supone un espejismo de la sociedad de nuestros días donde el verdadero problema ocurre en nuestros mares.
Se trata de un retrato de una realidad licuada: maternidad de plástico, depredación pasiva, higiénica diferencia. ¿Acaso no tiene el mismo valor la persona que se mueve por necesidad que la que lo hace por placer?