MARLENE MONTEIRO FREITAS.
Marlene Monteiro Freitas se atreve a todo y los escenarios europeos se la disputan. Coreógrafa del misterio y las emociones indomables, la joven caboverdiana se embarca esta vez en una intensa bacanal inspirada en Eurípides, en la que “lo humano” se encuentra situado en la frontera que dibuja la razón y la locura.
Es la primera vez que Marlene se enfrenta a una pieza de esta envergadura; un gran formato que ha fascinado, textualmente, a todos aquellos que la han disfrutado, entre los que se encuentran los exigentes espectadores del Festival de Artes de Bruselas o el Festival de Otoño de París, productores, entre otras prestigiosas instituciones, de un espectáculo del que nadie sale indemne.
Los que la conocemos -un derroche de energía y expresividad decía Rosalía Gómez en su crítica del Diario de Sevilla acerca del solo que nos ofreció en febrero del 2016- no nos extrañamos de que, esta vez, se haya sumergido en la obra de Eurípides. Ella, que se declara fascinada por lo extraño y por la transgresión de los carnavales callejeros.
Formada en P.A.R.T.S., la prestigiosa escuela de Anne Teresa de Keersmaeker, ha bailado con muchas de las grandes compañías europeas de danza hasta decidirse a montar sus propios proyectos, una media docena desde 2010.
Lo impuro, la animalidad y la expresión bruta de la emociones se convierten en el centro mismo de todas sus producciones.
Ahora, de nuevo, la locura, el desorden y los cuerpos que se entrechocan atraviesan estas Bacantes en las que la psiche humana se encuentra sometida a influencias contradictorias, entre lo armónico de Apolo y la llamada salvaje de Dioniso. Este viaje hacia la mitología griega no impide a nuestra creadora, que como en todas sus producciones está sobre el escenario, mirar a los ojos del caos del mundo contemporáneo.