68 FESTIVAL DE MÚSICA Y DANZA DE GRANADA
Un ballet perfecto cuya dualidad, con un primer acto terrenal y uno segundo espiritual, muestra perfectamente la inclinación del romanticismo, tanto por el folclore como por los relatos sobrenaturales. Giselle fue estrenado en la Ópera de París en 1841 y, tras la recuperación de Petipa en Rusia y sus primeras representaciones en Occidente por los Ballets Russes, sigue presente en los escenarios de todo el mundo. El director del Ballet de Toulouse, Kader Belarbi, fue estrella de la Ópera de París con Nureyev, quien desde entonces le ha inspirado para versionar los clásicos. Aquí ha diseñado un primer acto con danzas de conjunto con un punto más contemporáneo, dejando intacto el misterio del segundo, cuando la protagonista se ha convertido en una de las Willis, las muchachas fantasmagóricas que hacen bailar hasta la muerte a los hombres que no se han portado bien con ellas.