El Ballet Flamenco de Andalucía rinde homenaje a Antonio el Bailarín en el centenario de su nacimiento.
El espectáculo recrea el momento en que este gran artista debutó en el Festival Internacional de Música y Danza de Granada en 1952. Y allí estaba Antonio, esbelto, firme, seguro, con su talle de espingarda y su estilo dancístico tan personal, tan único.
Sin saberlo, Antonio estaba dando unos pasos de baile que, con el tiempo, compondrían un legado tan rico y tan variado que, en la actualidad, se sigue interpretando sin haber perdido un ápice de frescura.
Antonio se sabría innovador, pero quizá no pasaría por su imaginación que hoy, cien años después de su nacimiento, seguiría siendo considerado un transgresor y hasta un revolucionario de la danza y el baile flamenco y un embajador de excelencia de este arte en todo el mundo.
El Ballet Flamenco de Andalucía, también considerado embajador del flamenco en los cinco continentes, le rinde tributo con esta obra.
Ofrece, con Antonio en el recuerdo, un acercamiento al programa que este genio de la danza, junto a Rosario, ofrecieron aquella noche mágica en Granada.
Por ello, las coreografías que se presentan rememoran, tras una intensa labor de investigación —continuando la línea de recuperación y conservación de la compañía institucional— aquel mítico cartel con el que Antonio actuó en 1952.
En su honor, el Ballet Flamenco de Andalucía interpreta coreografías de escuela bolera y danza estilizada, bailes que no suelen figurar en sus programas.
El espectáculo cuenta con la dirección escénica y la coreografía de Úrsula López.
La recaudación irá destinada a los damnificados por el volcán de la Isla de La Palma.