ROCÍO MOLINA.
Coreógrafa iconoclasta, Rocío Molina ha acuñado un lenguaje propio cimentado en la tradición reinventada de un flamenco que respeta sus esencias y se abraza a las vanguardias. Radicalmente libre, aúna en sus piezas el virtuosismo técnico, la investigación contemporánea y el riesgo conceptual. Sin miedo a tejer alianzas con otras disciplinas y artistas, sus coreografías son acontecimientos escénicos singulares que se nutren de ideas y formas culturales que abarcan desde el cine a la literatura, pasando por la filosofía y la pintura.
En el paraíso de Rocío Molina flotan las almas de los grandes maestros del flamenco. En Caída del cielo, baila en el suelo con los pies desnudos, va a contracorriente de los cánones estéticos del flamenco. Rocío redondea los ángulos, rompe con la rigidez sobrevalorada, dedicándose en cuerpo y alma a situar su arte en el presente.
El paraíso, el Olimpo, es algo grande, pero carece del pecado para que se parezca a la vida verdadera. Eso lo sabe bien nuestra coreógrafa y bailaora y nos lo transmite de primera mano.
En este solo tremendamente contemporáneo, en el que la música electrificada se convierte en potente vitamina para el flamenco, el público es invitado a compartir esa felicidad de bailar que Rocío Molina desea universalizar.