La nueva propuesta de Juan Luis Matilla sigue la senda marcada por anteriores trabajos con una fuerte presencia de la música y la incorporación de la coreógrafa Laura Morales o el artista circense Iñaki Erdocia. Los tres nos presentan en escena una propuesta de pre-folclore urbano, en la que lo animal se cruza con el simbolismo, al mismo tiempo que se pone en cuestión la motricidad que genera incorporar una cola mecánica a los intérpretes.
Mopa nos plantea una pieza atravesada por diferentes disciplinas partiendo de la base de una danza condicionada por “un artefacto mecánico que escapa a la mirada inquisitiva de su portador”, como ellos mismos señalan. Una cola articulada, construida por Javier Dastis, que lleva a los intérpretes a un lugar en el que los zoomorfismos se apropian de una dramaturgia que nos presenta un espacio irreal, pero al mismo tiempo posible.
La música, siempre presente en las propuestas de la compañía, vuelve a forjarse como uno de los hilos conductores. Las composiciones musicales estructuran un pre-folclore urbano generado de forma colectiva que se nutre de lo popular. Un saber que cobra sentido en el encuentro. Un universo, el de Mopa, que esta vez nos lleva hacia un ámbito no explorado en sus anteriores propuestas, planteado desde la metafísica, la música, el circo o la danza.