FESTIVAL DE JEREZ
¡Gira, corazón! Bailando con Lorca en la Edad de Plata
Estreno en Andalucía
UNOS APUNTES ACERCA DE “¡GIRA, CORAZÓN!” Bailando con Lorca en la edad de plata
Dramaturgia de Carmen Cortés y José Ramón Fernández
Hay un Lorca popular y un Lorca imposible, pero son el mismo. Hay un Lorca de raíz gitana y un Lorca de Nueva York, pero son el mismo. Hay un Lorca que fue la alegría de cualquier lugar en el que entraba, la risa, la música; y hay un Lorca trágico, transido de una melancolía oscura, de una herida mortal. Pero son el mismo.
Hemos querido acercarnos desde la danza a todos esos hombres tan diferentes que dejó Federico García Lorca en sus palabras. El poeta y dramaturgo de vanguardia; el que cantaba martinetes con una voz ronca y oscura; el amigo de la Argentinita, de Alberti, de Sánchez Mejías, de Neville, de Morla; el admirador rendido de Manuel Torres, el Niño de Jerez; el que tal vez cruzó un día la plaza de Santa Ana para ver a una gitana de 14 años en el Villa Rosa, de nombre Carmen Amaya; el atormentado autor de El público, de Poeta en Nueva York, de los sonetos y las gacelas.
Si Federico no es uno tampoco será uno el baile. Ni la música. La raíz flamenca va a convivir en esta propuesta con lenguajes nuevos. La ficha artística del espectáculo ya nos advierte de que nuestra intención es encontrar a Lorca en un juego de espejos que pueda ser compartido por ojos y oídos muy diferentes, que pueda completarse en la mirada de todos.
Es inevitable si queremos bailar con él.
SINOPSIS
Nos hemos acercado a su alma y sus palabras imaginando un sueño, o tal vez el recuerdo de aquella reunión de amigos en casa de Carlos Morla, cuando el poeta regresado de La Habana leyó las cuartillas de El Público. Hemos imaginado ese encuentro en diez pasos:
Argentinita baila la Mariposa de “El maleficio...”
Fiesta. Argentinita y su grupo bailan por alegrías.
Argentinita les muestra a sus amigos que las imágenes surrealistas de Lorca son a veces su mirada de niño. Bailan el Romance de la monja gitana.
Una niña de 14 años baila. Se llama Carmen Amaya.
Sánchez Mejías habla de los sueños. Baile de los capotes.
Federico llega a la fiesta (siempre ha estado allí, deambulando sin ser visto, acompañado de una sombra oscura) Carlos anuncia la lectura de una nueva obra. Baile de los caballos blancos.
Solo para los ojos de Federico, Baile de Pámpanos y Cascabeles.
Otro dúo completa la lectura del poeta: Baile de Julieta y el Caballo negro.
El estupor reina entre los invitados a la reunión. Federico se queda solo, junto al grupo de gitanos. Neville trata de animarlo, pidiéndole que cante aquel martinete: “Ayer bajó la Ramona...” Oímos la voz oscura de Lorca.
Argentinita, su amiga, advierte el río negro que pasa por el pensamiento del poeta, le anima a ponerse al piano, para cantar juntos una de las canciones que preparan para grabar un disco: la Nana de Sevilla.
Con el final de esta canción, con la luz sobre Encarna bailaora y Federico pianista, se hace el oscuro final.