El Gran Teatro del Mundo se ha acabado y el director de la compañía ha muerto. Don Fiasco y Cristino, dos de sus actores, han sido arrojados a la incertidumbre del arte y, perdidos en un nuevo mundo dominado por el ocio, tienen que labrarse su futuro.
¡Silencio, se piensa! es una distopía en la que el teatro ya no es arte, sino puro entretenimiento. Una institución llamada “La Inspección de Vidas y Espectáculos” lo controla todo y exige la sumisión a un «no pensamiento».