GISÈLE VIENNE.
Inclasificables, a veces recibidas como “molestas” a pesar de la perfección de su factura y su forma, las producciones de Gisèle Vienne no cesan de zambullirse, desde aquel Showroomdummies de 2001, en la eterna dualidad -Eros y Tánatos, Apolo y Dionisio- que se encuentra en el corazón de nuestra humanidad, así como en la necesaria sed de violencia que cada uno lleva dentro; en lo erótico y la sacro.
Si bien Gisèle es coreógrafa, directora de escena y artista plástica, toda su obra está atravesada por un tratamiento específico del cuerpo sobre el escenario.
Con un sound system compuesto por todos los amplificadores del teatro, apilados al fondo del escenario, y unos desechos –latas, botellas de whisky y vasos de plástico- que lo cubren, Crowd no es una pequeña fiesta de amigos sino, más bien, una free party ligeramente más depravada.