Una instalación con dos “escenarios” uno real y otro virtual en diferentes niveles que nos permiten un sugerente juego de movimiento e imágenes. El escenario real se configura como un precipicio donde lo bailarines caen, saltan y se deslizan en un juego de apariciones y encuentros. Las imágenes pregrabadas sobre fondo azul utilizando diferentes técnicas de edición nos permiten un constante juego visual entre la danza real y la proyectada.
Los bailarines juegan con ellos mismos. Sus primeros planos nos hablan de resortes extraños, el dibujo de sus cuerpos en el vacío se mezcla con una sensación de vértigo.