DE XIMENA CARNEVALE Y NICHE RAMÍREZ
El punto de partida de este proceso son experiencias personales y corporales, las nuestras y las que llevamos sobre el cuerpo. Un mapa que genera memoria en ese momento sagrado que oscila entre la creación y el arrebato.
Por eso al folklore, pero entendámoslo como una liturgia, una masificación que conduce a la desaparición de las diferencias y características individuales. La masa humana es suma de infinidad de realidades atravesadas por la cultura del ritual, de las costumbres y tradiciones; ya sea buscando el trance y la extenuación, la quietud o el silencio.
Otro momento sagrado que nos conduce en el escenario al límite de la actuación y la verdad como interpretes, a la creación de un meta-cuerpo serpenteante que dibuja la cartografía de la historia.