21GRADOS.
ADN Teatro presenta una adaptación de la película homónima de Blake Edwards de 1962, respetando la producción original, pero dotándola de su propia personalidad.
Diás de Vino y Rosas se estrenó en 1962, siendo uno de los clásicos del cine que sigue resonando en las mentes de los espectadores. Sin embargo, el origen de dicho largometraje tuvo su lugar en la pequeña pantalla. David Serrano recupera la historia de Kirsten y Joe con una adaptación teatral, basada en la versión teatralizada que ya hizo en su día Owen McCafferty. El guion realiza una visión en el que no goza más que del impacto de los actores y de la propia palabra, por lo que el libreto demuestra su calidad al realizar un esquema fundamentado sobre la emoción. Las palabras que danzan entre los dos personajes, retumban en el espectador y no hay ninguna banalidad, al contrario, hay tanta verdad y sentimiento, que cala en el espectador sin necesidad de provocarlo. El público se emociona de principio a fin.
Días de vino y rosas es teatro vivo, teatro que hace vibrar al público. Una adaptación que respeta la producción original, pero la dota de su propia personalidad. Hay una sensibilidad tanto en el texto como en la composición escénica, que es imprescindible de ver. Marcial Álvarez y Cristina Charro demuestran ser dos grandes actores, dejándose la piel y entrando en un universo muy visceral y pasional sin ningún ápice de flaqueza. Son el alma de la obra y llegan a tal intensidad, que expande todo ese sentir a las butacas. Son extraordinarios y de las mejores interpretaciones de teatro de lo que llevamos de año.
Una puesta en escena sencilla que va creando un puzzle complejo de sensaciones en el que se unen la iluminación y la composición sonora. Es un deleite para los asistentes, una obra elevada. Un regreso a la reflexión de la adicción desde un prisma crudo y sin adorno, pero tan necesario de ver por su contenido como por la gran calidad que le acompaña. Una muestra de la vorágine de sensaciones que el teatro puede hacer sentir y por qué es imprescindible cuidarlo. Una obra que se convierte en obligatoria e impacta directamente al corazón.
Sinopsis
Días de vino y rosas nos presenta a Sandra y Luis. Se conocen en un aeropuerto rumbo a Nueva York. Cada uno tiene puestas sus ilusiones y proyectos en esa ciudad. Lo que no saben es que ese primer encuentro es el principio de su historia de amor. «Contigo hasta el infierno», Sandra le dice a Luis mientras brindan felices en el piso donde iniciarán una vida juntos. La adicción al alcohol comienza a dominar sus vidas y el camino parece oscurecerse. Afrontarlo es la única escapatoria.