En Don Ramón María del Valle-Inclán se produce un doble retrato, el del retratista y el retratado.
Viajando hacia la vida, la obra y el alma de Valle Inclán, podemos observar sus herramientas de análisis, sus instrumentos de disección, su canon estético.
Así se produce el milagro de la suma estilística y vital de dos creadores literarios esenciales para entender una buena parte de las vanguardias españolas del siglo XX. Muchas han sido las aproximaciones ditirámbicas hacia la figura de Valle, esperpénticas incluso, para hacer honor al género por él bautizado.
La obra nos invita a recorrer otro camino, más cercano a la intimidad, a la realidad cotidiana, a la valoración de unos principios éticos a veces ensombrecidos por la distorsión. Nos invita, en fin, a conocer en profundidad los mecanismos creadores de Valle, su compromiso irreductible con su posicionamiento ético en el mundo y cómo todo ello genera una de las obras cumbre de nuestra literatura.