El Abrazo ha sido en nuestro proceso creativo el acontecimiento que ha permitido hacer vibrar la frágil fisionomía de un encuentro sobre otras teatralidades del cuerpo.
Desde sí mismo y en su propia cualidad, querer y poder abrazarnos ha hecho posible un estado entre la necesidad y la dificultad de oponernos al desvanecimiento, a través del gesto expresivo y el movimiento que busca una totalidad armoniosa. Entre otras fuentes nos hemos basado en las imágenes del pintor estadounidense Edward Hooper.