Un monólogo musical en clave de humor, en el que se reivindican los bares, no solo como lugar de ocio, sino también como lugares de culto a la vida y a nosotros mismos.
Con el teatro transformado en una taberna, Antonio Romera ‘Chipi’, camarero de ‘El Bar Nuestro de Cada Día’ se ve obligado a cumplir la última voluntad del difunto ‘Malandro’.