El coronel no tiene quien le escriba: El viejo coronel y su mujer viven en la miseria, esperando la carta del gobierno en la que le comuniquen la concesión de la pensión prometida por sus servicios durante la guerra. Pero esa carta nunca llega y mientras tanto la vieja pareja malvive en la pobreza alimentando a un gallo de pelea, que es su única esperanza de supervivencia. A medida que avanza el tiempo y la carta sigue sin llegar, deberán enfrentarse a un dilema: alimentar al gallo o alimentarse ellos. La codicia del pueblo, la usura de los supuestos amigos, la fatalidad y estupidez de la guerra, se mezclan con la soledad del viejo coronel vencido por la vida pero al que aún le quedan dos tesoros: el amor de su mujer y la dignidad.
La tragedia del viejo coronel es el reflejo de la injusticia en el mundo. Su capacidad de resistencia ante las adversidades que le presenta el destino es infinita, guiado por una rebeldía tan sólida como su esperanza y su fe en el ser humano.