BALLET NACIONAL RUSO.
Frecuentemente considerado el epítome de los ballets clásicos, es un cuento de amor, traición y triunfo del bien sobre el mal.
La coreografía exige de los bailarines gran técnica y destreza en su ejecución. La representación de los personajes en esta historia, particularmente en el confronto del carácter figurativo en la pureza del Cisne Blanco y, la intriga, por la duplicidad del Cisne Negro, requiere virtuosismo y talento dramático, especialmente en los dos “Grand Pas de Deux” en la II escena y en la III escena. Otro momento de clímax es la encantadora “Danza de los Pequeños Cisnes”.
El prestigio y la notoriedad intemporal alcanzada están motivados por la música inspiradora de Pyotr Tchaikovsky, pero también, por la coreografía inventiva y expresiva.