XAVIER ALBERTÍ
Antes que Israel Galván, Rocío Molina o Andrés Marín, hubo otros que iniciaron la difícil e ingrata tarea –a ojos de una parte de la crítica- de transformar el lenguaje del flamenco. Fue el caso del bailaor vallisoletano, Vicente Escudero. Amigo de Picasso y Miró, su obra, su libertad, en definitiva, su vida, inspiró al enorme Chaves Nogales para crear al personaje de Juan Martínez.
Será Miguel Rellán quién de vida a Martínez mientras sobrevive a la guerra civil rusa entre los zaristas y los bolcheviques siendo un artista de variedades; narra las grandes revoluciones de principios del siglo XX a ritmo de taconeo flamenco y castañuelas; y cuenta los grandes episodios de la historia en clave de cabaret.
Algo más de una hora para hablar de coraje, voluntad y valentía para crear nuevas perspectivas del baile más arraigado a nuestra cultura, el flamenco, mientras se cuenta una de las historias más trascendentales y dramáticas del pasado siglo y, de alguna forma, también de la tragedia española.
Una obra de las que nos gustan en el Central porque es imposible definirla ni clasificarla. Donde hay de todo mientras nada predomina y donde el acto escénico es una amalgama de artes creativas para contar historias.