Luna llena. El frío araña los huesos. En mitad de un jardín, aunque esta noche podría parecer un huerto, un hombre reza desesperado. Aprieta las manos hasta sentir las uñas. Murmura y escucha, necesitado de Dios. Como quien huye y a la vez pidiera consuelo. Como si en cualquier momento pudiera ahogarse o romperse. Se llama Judas y viene de Kerioth.