El Príncipe Constante, es una de las figuras más paradigmáticas del teatro de Calderón de la Barca, referente del complejo mundo ideológico del dramaturgo. Una obra que en 1804 llevó a Goethe a decir en una carta a Schiller que “si toda la poesía del mundo desapareciera, sería posible reconstruirla sobre la base de El príncipe constante”.
Para la historia del teatro europeo es la obra clave de Calderón y ha recibido grandes elogios de diversas tradiciones teatrales europeas como la alemana, la polaca o la rusa.
La libertad de cada persona, defendida hasta sus últimas consecuencias, llevará a Calderón a visitar zonas del comportamiento humano no visibles hasta ese momento, conjugando esa defensa con una fascinante exaltación de infinitos aspectos del amor humano y su proyección hacia lo trascendente.