Es en una estructura endeble y delicada que se sostienen los afectos. Es lo insólito de las parejas. Así se presentan Arturo Parrilla y Raquel Madrid, dispuestos a jugar en ese espacio de la escultura de madera diseñada por Emilio Parrilla Muñoz. Se elevan sobre ella, cuelgan y se provocan, en un juego casi adolescente, él con una presencia física que habla en cada gesto; ella con la sobriedad del movimiento pertinente.