Es un canto al optimismo que Iborra preparó expresamente para Matilla hurgando en sus recuerdos.
Elisa Matilla se mete en la piel de una tierna, digna, divertida y amorosa prostituta y contrabandista en Gibraltareña, una historia de supervivencia y soledad.
El director y guionista alicantino recupera los relatos que le contaban sus familiares de los oscuros tiempos en los que Franco cerró la verja de Gibraltar y muchas familias quedaron partidas. Lola ‘la Gibral’, una alocada mujer que sin proponérselo comienza a ejercer la prostitución, que vive su vida sin prejuicios, con naturalidad, sin renunciar a la ternura ni al amor, es una de esas víctimas. “Aquello siempre me ha llamado mucho la atención... y casi no se ha escrito nada al respecto. La época en la que se cerró la frontera fue muy oscura, un muro en este país para muchas familias”, decía Iborra con motivo del estreno de la obra el pasado mes de mayo en Valladolid. “Era algo surrealista. Había miembros que durante años sólo se pudieron tratar a través de ella”, añadió el guionista de Boca a boca, un hábil experto en hacer brotar las sonrisas de las situaciones más dramáticas.