Olvidados en el fondo del espejo, los personajes de Manual para armar un sueño se preguntan: ¿Y si volviéramos a la vida?. Frente a ellos un actor ha ido envejeciendo camerino a camerino. Maquilla su íntima derrota, sus gastadas ilusiones, ese desengaño que ensombrece sus días. Tantas cosas han muerto en él que la vida no será lo suficientemente larga para olvidarlas. Pero hoy escucha esas voces dentro del azogue y es como si el alma se le devolviera al cuerpo. En este presente estéril en que el hombre no parece estar a la altura de sus sueños, con sus últimas fuerzas, saldrá a irradiar esperanza al escenario.
Aliado con sus personajes cruzará dédalos donde los burócratas almacenan su tedio, sorteará los socavones que cubren las alfombras rojas de la fama, alumbrará las oscuras galerías donde la vulgaridad empantana todo, volará sobre los afilados precipicios de la mediocridad. De nuevo desafiando a la muerte y al olvido, buscará la alegría del reencuentro con el Teatro.