Gitanilla se ha despertado hoy con su habitual dolor de brazo. Son muchos años aguantando el abanico y muchos dolores que, aunque ella es de plástico de calidad, permanecer en la misma posición durante décadas le va pasando factura. Entre la risa y el llanto, nuestra singular protagonista, nos va relatando sus vivencias y su historia más íntima y de cómo encontró por fin un hogar.