Los hijos son los hijos. Filumena Marturano lo tiene muy claro. Si la familia es un valor siempre destacado, en el Nápoles de la posguerra todavía más, y esta mujer, fuerte por vivencias además de por naturaleza, hará lo que sea por conseguir su objetivo.
Y son todos iguales. Y no solo los hombres a los que Filumena devuelve el desprecio con que la han tratado. Su ahora marido, Domenico Soriano, deberá aprenderlo también.
Eduardo de Filippo perfila con crudeza una situación llevada hasta el extremo, en una obra que, acorde a las características del neorrealismo italiano, nos presenta sin tapujos los claroscuros del ser humano.
Guate Teatro se adentra con este nuevo espectáculo en la intensidad de los sentimientos, y, sin reparos, pone sobre el escenario el alcance del poder de una mujer cuando lucha por lo que le es más importante.