Israel Galván ha sido siempre de la fusión. Lo suyo es el montaje, como en el flamenco de siempre, como en la cinta cinematográfica. Saber componer con trozos, pedazos.
En este espectáculo, el argumento es la música. La cosa surgió entre Utrera y La Rinconada, entre la beneficencia y las hipotecas, reciclando audio con un selecto grupo de sus músicos, ofreciendo al público breves estallidos de felicidad. Ese máquina que es Israel Galván, sonando aquí en toda su pureza.