Obra: "Fragmentos de Mujer Rota (Medea descarnada)"
Compañía: Zía. La Malavitta (Manuela Sánchez)
Fecha: Sábado 13 de abril de 2024
Hora: 20:00 h.
Público: Mayores de 12 años.
Lugar: La Salita de Teatro, Ubrique (Cádiz)
Entrada-donativo: 10 € en Librería Alambique y
por internet en:
https://entradium.com/es/events/fragmentos-de-mujer-rota-medea-descarnada
Organiza: Asociación Cultural Álter Ego Teatro
Actriz: Manuela Sánchez (Zía. La Malavitta)
Propuesta escénica y dirección: Pepe Bablé
Duración: 70 minutos aprox.
Medea, mujer revisitada
Esta versión, bajo la dirección siempre cuidada de Pepe Bablé, lleva el adecuado título de “Fragmentos de mujer rota”, pues no es tanto una recreación del texto clásico sino una serie de catas de su hilo argumental, al que ilumina con el foco del alma moderna: lo que en el siglo V antes de Cristo constituyó un reflejo de la tragedia que encierra todo amor y sus venganzas, aquí no se nos antoja tanto una parodia del estrés contemporáneo o de la violencia vicaria, de la histeria de Freud y del desdén hacia los valores femeninos, sino una airada reflexión sobre la condición de la mujer y sus conflictos públicos o privados. Ahora, Manuela Sánchez se transfigura en Medea y viceversa, se encarnan una en otra, desde una ira que no es gratuita sino irremediable. El parlamento final de la obra constituye un oportuno resumen de la historia de la mujer, pero también de las contradicciones de hoy. Jasón, en este caso, es más fantasma que nunca, porque se me antoja que, por primera vez, Medea se feminiza completamente y deja de ser un personaje para convertirse en un testigo de cargo, de su propia vida y de la que le han hecho vivir. El mito fue siempre un objeto y ahora se nos descubre como una persona. Manuela Sánchez la humaniza, la descarna y ejerce en escena la mejor versión de la palabra “compasión”. Esto es, se apasiona con la parricida, con la traicionada, con la olvidada, con la humillada y la ofendida que se rebela hasta el extremo de la locura, que sigue siendo la forma más cuerda de abrazar la vida en algunos casos. Su trabajo escénico es irreprochable. La actriz gaditana no sobreactúa, sino que nos escupe a la cara toda su fortaleza y su debilidad, en un proceso de empoderamiento que lleva consecuentemente al grito, aunque en esta ocasión, se trate de un bellísimo alarido razonable. (Juan José Téllez)