Cristian Alcaraz y Francisco Javier Suárez lanzan esta obra como un alegato a favor de la comunicación entre las personas.
Dos hermanos se encuentran, tras más de diez años, para echar las cenizas de su padre en un lago de Ruanda. En aquel país, el padre de ambos trabajó como médico y logró salir vivo de la matanza entre hutus y tutsis que se produjo en 1994; año también en el que Kurt Cobain daría su último concierto en la ciudad alemana de Múnich antes de pegarse un tiro apenas un mes después.
Heart-shaped box es una obra que trata sobre la incomunicación y sobre el perdón, -sobre el perdón como tótem-, y también una obra que discute sobre la decisión ante diferentes premisas. ¿Qué debemos hacer? ¿Quién espera que hagamos esto? ¿Cómo podemos plantear otras opciones? Así, los personajes, envueltos en una incomunicación heredada (social, familiar) deambulan por sus vidas, por sus conflictos, en busca de una posible redención.