Àlex Rigola desnuda el texto de Henrik Ibsen y vuelve a recurrir a la caja de 6 x 8 metros en busca de una mayor “sensibilidad” y para “desdibujar la frontera entre el personaje y el actor”. Solo 80 espectadores por función pueden disfrutarla.
Ha mantenido las tensiones dramáticas, lo que sucede, y ha tratado de ofrecer trozos de vida en los que, asegura, se reconoce y se detesta. En la vida real estamos más centrados en objetivos y pensamos muy poco en la emoción del momento.
Esta nueva versión sitúa en el presente el drama existencial Hedda Gabler, trasladando a esa mujer inconformista, autodestructiva y marcada por el tedio a esta época.