Mejor Espectáculo de Danza en los Premios Escenarios de Sevilla 2013-14 y en los Premios Teatro Andaluz 2015.
Como bailarina ya no existo más que para mí misma. Se es bailarín bailando y bailar es un estado efímero que depende de un instrumento inestable, el cuerpo, pronto a deshacerse, aún cuando a nivel interpretativo la madurez llega con el tiempo. Una contradicción difícil de admitir y de vivir. Así como se nombra años-luz al tiempo que nos separa de las estrellas, se podría llamar años-cuerpo al tiempo de vida útil del bailarín.
Una reflexión sobre la finitud del cuerpo.