Charlotte Brontë.
La obra contiene numerosas referencias autobiográficas: la experiencia de Jane en la escuela Lowood, donde murió de tuberculosis su mejor amiga, recuerda la de Charlotte en la escuela Cowan Bridge: el fervor religioso hipócrita del director de la escuela, M. Brocklehurst, se basa en parte en el del reverendo Carus Wilson, el ministro evangélico que dirigía Cowan Bridge, y la trágica muerte de tuberculosis de Helen Burns recuerda la de dos de las hermanas de Charlotte, Mary y Elizabeth, que tuvieron lugar en ese centro. La caída de John Reed en el alcoholismo se basa probablemente en la vida de Branwell, el hermano de Charlotte Brontë, que se hizo adicto al opio y al alcohol pocos años antes de morir. Finalmente, al igual que Charlotte, Jane Eyre acaba siendo institutriz, un punto de vista neutral desde donde observa y describe las ideas y las prácticas sociales opresivas de la sociedad victoriana del siglo XIX. La trama de Jane Eyre sigue los patrones del Bildungsroman, es decir: una novela que narra la historia de maduración de un niño, y que se centra en las emociones y las experiencias que la acompañan y la empujan a llegar a la edad adulta. En Jane Eyre, hay cinco etapas diferentes de desarrollo, cada una ligada a un espacio particular: la infancia en Gateshead, la formación en la escuela Lowood, el trabajo como institutriz en Thornfield, la vida con la familia Rivers a Morton y Marsh End (o Moor House), y el encuentro y boda con Rochester a Ferndean. A través de estas experiencias, Jane llega a ser la mujer madura que narra su propia historia retrospectivamente. Las apariciones fantasmales que vive la protagonista, los secretos oscuros y las tramas siniestras añaden a la historia un poderoso sentido de la fantasía y del misterio.