Gema Matarranz pone voz y cuerpo a Juana I de Castilla más conocida como Juana la loca, prisionera de su propio destino, que sobrevivió a todos los que la repudiaron dejándola morir lentamente.
Juana rebusca entre el recuerdo y la desesperación para entender una vida impuesta por las necesidades de un Estado. Padres, hijos, y esposo están presentes en la escena en una ensoñación dolorosa que la arrastra por el camino de la locura.
Una mirada nacida de los ojos de Juana, testigo y víctima de las intrigas y ambiciones palaciegas, que reivindica el derecho de amar como razón para no morir.