Kaspar Hauser o cómo se baila el primer encuentro con el mundo después de 17 años de sombra y de silencio: mirarlo todo con los ojos de quien no esperaba ni necesitaba el mundo. Bailar la naturaleza poética y salvaje de lo humano. La experiencia de la identidad como un abismo oscuro que se precipita sin esperanza hacia la muerte: la crisis del tiempo; el animismo o la convivencia igualitaria con todo lo que existe; el panteísmo como religión original; la certeza de que todo cuanto sucede es real, incluso los sueños.
Kaspar Hauser sufrió el capricho, la violencia y el abandono del mundo civilizado. Su historia, tal y como la describiría Anselm Von Feuerbach, es la de “un delito contra el alma del hombre”. Pero quizás, lo que nos trastorna tan profundamente del personaje es que encarna la esencia de la tragedia de todos los tiempos: la de la incapacidad del ser humano para comprender su propia experiencia.